ENTREVISTA A ROCÍO SANTILLANA POR GIOVANNA ALMONACID











Foto de rodaje de uno de los videos del libro Erocéntrica en La Habana. En la imagen, 4 de los protagonistas del corto, entre ellos la misma autora. Para verlo haz click aquí http://www.youtube.com/watch?v=36FiBFcrYvE







Rocío Santillana, Lima, 1967. Hija pródiga que regresa siempre al Perú a lo largo de sus 15 años como guionista freelance para series de TV en Madrid, e inevitable vecina de la Habana. Escritora de relatos, feminista comprometida y salsera apasionada, con su Proyecto Erocéntrica ahora también poeta, performer, videoartista y bloggera.

Llegó rauda, así como es ella, como que el viento se la llevara, delgada, grácil, sus ojos color capulí se clavan en la ventana y mira el cielo limeño denso y gris….

Naciste acá, vives allá, según vienes te vas a otro lado... ¿Estás buscando tu lugar en el mundo?








Yo me siento armoniosamente europea y caribeña. Pero cada vez que vuelvo al Perú recuerdo que es mi tierra. Y a la vez edifico mi nido en todas partes, por eso extraño en el alma cada lugar que dejo y el siguiente al que iré. Madrid, La Habana y Lima son los sitios que comparten mi residencia en los últimos cuatro años. En este triángulo, Lima se ha convertido en el puerto donde botar el ancla y sentarme a escribir cosas nuevas… para antes o después volver a volar en cualquier momento.

“yo no escribo
derrocho inconsecuencias
como la isla que me salva
de poner los pies en el suelo.”
De Erocéntrica Poesía Inconsecuente








Tu libro Erocéntrica es una aventura inconsecuente. ¿Por qué?

Luego de 20 años de vida, digamos ascendente, en Madrid, emprendí la aventura inconsecuente de romper con todo y descubrir quién era yo. Esta aventura vital, geográfica, emocional e interpersonal me tuvo 8 meses en Cuba, La República Dominicana y Perú y dio su primer fruto: Erocéntrica Poesía Inconsecuente. Un poemario cuya primera versión escribí en Lima de un tirón como si de un torrente se tratara. Conforme yo me redescubría en él, el proyecto se complicaba y enriquecía y le encargué a la videoartista peruana Karen Bernedo que hiciera un corto de uno de los poemas. Empecé a utilizar la performance en las lecturas en el XIII Festival de Poesía de La Habana. Vida y obra iban paralelamente tumultuosas y ávidas. Luego me quedé a vivir en Cuba y tras un año muy difícil porque esa isla lo es, y muy estimulante cultural y sensualmente, seguí jugando conmigo como artista y como material creativo y también incorporé colaboraciones de artistas cubanos o residentes allá. Así surgieron los videopoemas Erocéntrica, ¿Cuál crisis?, Mi otra lengua y los fotopoemas La Huakera y No sé quién eres. Y mientras tanto reescribía el poemario miles de veces.
Ahora, después de haber presentado Erocéntrica en La Habana y en Lima y de estar a punto de hacerlo en Madrid, puedo decir que Erocéntrica es una aventura independiente y osada en la que he despilfarrado hasta la inconsecuencia tinta, pulsión, empecinamiento, afectos, tiempo y hasta el último céntimo. Es mi perdición y mi reencuentro conmigo misma y con el mundo. Es el resorte de mi evolución profesional. Es un trabajo que me reinventa y me simboliza a través del erotismo vivido en el mejor momento de mi existencia, ahora, en el que sé quién soy.
Con todo, echo la vista atrás y aprecio la evolución de este proyecto. Veo su crecimiento desde la plaqueta titulada aún Mi otra lengua que me editara en Lima la editorial Magdala hasta el proyecto principiante pero audaz en el que se ha convertido, pasando por la “bendición” de Arturo Corcuera que escribió la reseña del libro. Y me siento agotada, pero orgullosa de Erocéntrica y de Rocío Santillana.









“Nomás me interesa ese botón desabrochao
que me lleva de cabeza a la vía expresa de tu callejón,
al zanjón entre el borde de tu forrito de algodón
y el bosque de tus vellitos,
ese pasadizo donde perder mi dedito
y pescar tu submarino.
Pero óyeme, papito de piel color sombra sin haber tomado sol
no me llames hembrita, bebita, lokita, gata mala, diabla,
no me sueltes la muela de mi enamorada me dejó ayer por huevón, ni la pastrulada ésa de el men soy yo..."
De Pachamanca Dembow. Erocéntrica Poesía Inconsecuente.








¿Qué siente la gente cuando lee lo que escribes y ve tus videos?

Siempre he intentado diferenciar a la protagonista de Erocéntrica de la autora. Pero a la vez defiendo y reconozco el carácter testimonial de esta obra. Los textos, los videos y las performances (en los que además, aparezco yo misma) tienen demasiados referentes personales para quien me conoce y un tono y un estilo testimonial que lleva a la gente a preguntarme constantemente si Rocío Santillana es Erocéntrica. Es más, yo misma llamo a mis cortos no videopoemas, sino docupoemas. ;-) Entonces, como lo que más me gusta en el mundo es jugar, juego el papel que yo misma he creado y disfruto viendo cómo las mujeres desean ser yo y cómo los hombres me desean a mí…

“...Yo te quiero vicioso, malicioso, sandunguero
pero na de zamaqueos ni jangueo machorrón,
na de lucirte desorbitándome
como a trompo o a yoyó.
¿Te has enterao?
A cambio de eso no me ofendo
si quieres ser tan pendejo como yo,
que entrego el corazón entero
pero con un ojo extraviao
en el tarro del flaco de al lao”.
De Pachamanca Dembow. Erocéntrica. Poesía Inconsecuente

¿Tu próximo proyecto también lo escribirás "sobre la cama"?

Seguro. Es una novela erótica todavía más empoderada, más inconsecuente, más osada, pero también más consciente, es decir, todavía más yo...

“Yo no quiero tener niños
para que me deban la vida
y me sienten en un orinal cuando sea vieja.
yo ya tengo quien me llame
mami
un ejército voluntario
de chiquillos
para gozar con ellos ahora
que me siento
mocosa, guerrera
y muy maternal.
De Erocéntrica Poesía Inconsecuente

Y así se despidió Rocío Santillana: libre y atrevida, efímera y eterna, simplemente Erocéntrica.

“Trae condones
lávate las manos
tira por ahí tu llavero de playboy
te quiero vulnerable
porque no existimos
más allá de mis sábanas”.

De Erocéntrica Poesía Inconsecuente.

Al finalizar esta entrevista que tuvo lugar en otoño de 2010 el cielo se abrió y hay quien dice que nunca más fue gris sobre la ciudad de Lima.