inconsecuencias

Calle Doctor Fourquet 34 Madrid
Metro Lavapiés o Embajadores

Horario: L-S 12hs a 22hs
+34.91.4686178

disponible también en venta on line en este link:

Popcorn para un eternometraje (De Erocéntrica Poesía Inconsecuente)

Oye, garota, siéntate en tu butacón, agarra tu pop¬corn y para tu antena parabólica.
Te vas a caer patrás cuando te cuente de un tirón lo que me acaba de pasar.
Estaba entrando en el metro como un aluvión, llegando tarde a casa de un peruano templado de mí, un flaco que bebe los vientos de mi nariz.
Hoy quería invitarme su especialidad, lomo saltado bien encebollado, espectacular.
Ya, dijo, hoy me tumbo a la flaca con mi lomo saltadito. Que no es huevón el chamaquito: uno de mis platos favoritos. Pero le di plantón al flaco ¿por quién? por un negrazo de impresión, más rico que un mamey. ¡Mamacha, qué cuerpazo el de ese chamaco colorcito cucaracha!

Yo estaba entrando al metro, meneando mis pendientes de Catacaos y mi faldita con pilas, la que se mueve solita al caminar y guapachea de aquí para allá.
En eso me fijo en un tipo que sale de la estación, me mira así como que ¡zuacatón! y corta el predestino de mi camino con un pupilazo africano matador, un hondazo lapón disparado por reno apurado trepado al trineo de Santaclaus.

¡Asu, qué calor! Y empiezo a sudar toda, todota mi cara asada, garota. ¿Dónde está mi abanico? Porque el tipo es igualito a Prince, sí, comadre, sí.
¿Y sabes qué? Ayer soñé con él. ¡Qué cantando Kiss! Soñé que follé con Prince. Como si lo hubiera vivido en directo y en vivo.

En el sueño yo nadaba en la piscina de su mansión jamaiquina. Él llevaba una bata de raso naranja, su símbolo andrógino engarzado en diamantes alrededor de su pezón, oliendo a jazmín y cedrón, su copa de cava, y, para mí, piña colada.
Se acerca al bordecito, se agacha un poquito, y me arrulla bajito U’re so cute, babe y me hace beber el coctél de su boca perfecta esculpida por dentista de la jet.
¡Ay, garota, cómo besa Prince! Él, ese tofi de La Ibérica, la mejor marca (arequipeña) de dulces de figurita. Y así, en cuclillas se abre la bata y me ofrece su caja de golosinas, su cuerpo entero, para que escoja la que yo prefiera.

Y pruebo su mazapán con forma de frutita amarilla, oro parece, bronce también, más bien, un gran reserva que descorcho en mi bodega, mi boca es una hielera y yo me derrito toda y lleno otra piscina grandota, olímpica, garota...

No te prives del placer de leer el fin de este sueño y otras fantasías eróticas hechas realidad en el Poemario Erocéntrica Poesía Inconsecuente de Rocío Santillana. Si lo deseas, la autora firmará un autógrafo personalizado en tu ejemplar.