Adiós, Lima, hasta tu próximo sol.

San Isidro, Lima. Perú.
Fotos: Mayra Santillana Sarango

Agradecimientos:
Malena Sanseviero (Librería El Virrey), José Luis Ayala (Diario La Primera), Gaby Cevasco (Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán http://www.flora.org.pe/)

Reseña por Raúl Heraud.

Erocéntrica de la guionista y poeta hispano-peruana Rocío Santillana (DHB – México 2009) es el viaje sin escalas hacia el instinto, “el dorso de tu mano despereza mi vello”, al placer sexual “fue abrirte la puerta/ y mis piernas treparon a tu boca”, ejercido plenamente sin ambigüedades ni reticencias “porque no existimos/ más allá de mis sábanas.” Desde sus primeras páginas, como si se tratase de una exquisita fruta prohibida, los poemas, que poseen un dulzor amargo que sólo encontramos en las costas del Caribe “por algo me arrebata esa guapería tuya/ de muérdete el labio, que estoy en candela”, confirman que Rocío vive un eterno idilio entre dos culturas, “Ya sé que eres el mango más chupeteao de la Habana/ el tipo más escapao, el animal que vino/ acabando pa darme gozadera y vianda.” Hay que recordar que Rocío escribió esta acalorada bitácora, estas “lascivas memorias” en su estancia en Cuba bajo el signo de Yemayá y que provocan un extraño escozor, algún fantaseo orgásmico mientras, convertidos nosotros en vouyeristas observamos sin ser vistos cómo la poeta despoja del asfixiante traje púdico a cada uno de sus amantes, introduciéndolos a un mundo de goces y aventuras carnales donde la protagonista, hedonista confesa de esta historia, nos revela una segunda lengua “tengo una lengua para descorchar tu botella/ y otra para dejarte con sed, cuando recuerdo/ que soy abstemia./ tengo/ jugo de sandía/ y dos lenguas/ tengo” aquélla que Santillana muestra erótica y erógenamente en estas páginas “bendigo mi clítoris en tus dedos/ y tu fórceps en mi útero.” como en un acto de posesión “mis manos son una página en blanco que podré leer/ sólo cuando sea capaz de borrar/ las huellas de tu esperma/ aún a riesgo de no tener ya de qué escribir.” de frenética conquista, “y yo, bulímica de sexo/ y anoréxica de todo lo demás/ famélica/ vuelvo a jadear/ como cuando de un portazo cerré mi casa/ y salí disparada/ por la acera/ por la carretera/ por las once cuadras/ que me separaban de tu esqueleto con pellejo…” al fin y al cabo el arma para doblegar y ser doblegada tantas veces como sea posible. Erocéntrica de Rocío Santillana está escrito con fuego, con toda esa magia y sensualidad que ejerce el trópico sobre sus habitantes, es el canto epicúreo al final de la tarde que llega en forma de brisa desde el Atlántico “nuestros labios, aceitunas/ cerezas en tu pulso/ flores, plumas, mariposas/ zancadillas que le puse al tiempo/ en 21 y F”. ¡Que viva Changó!


La Molina, Lima, enero de 2010