Dicen que soy...

EROCÉNTRICA DE ROCÍO SANTILLANA
Por: Paolo Astorga


El cuerpo como reivindicación de la expresión que trasciende lo erótico para forjarse en el desenfreno, en la inconsecuencia es siempre signo de identidad y desvanecencia. La poesía casi siempre se esgrime sobre un totalitario Eros, una comunión muchas veces inconstante con el otro, una exploración performática, un intento por desvirtualizar todo acto tabú, toda traba sensual, todo desprecio por las formas amatorias. La poesía siempre ha sido una larga afirmación al erotismo, una caricia existencial a la turbulenta oleada de los sentidos excitados, de lo erógeno y orgánico, humano al fin, de nuestra terrenalidad, donde la angustia, la soledad, la inconstancia, se muestran como dagas de luminosa expresión para abrirnos el camino a seguir.Esta intensidad poética se refleja en Erocéntrica (DHB Ediciones – México 2009) de la poeta peruana Rocío Santillana (Lima, 1967). Estamos aquí ante una poesía sarcástica, copulativa, interior, desenfadada, presa del mismo destino funesto que se goza en el placer de los sentidos, en el ansia que la carne exige, pero no como un simple disfrute de la carne por la carne, sino también la lapidación de los clichés, la liberación de todo sentimiento trágico, acaso, un ansia por escapar de ese deseo por cosificarlo todo (el fetiche, otra vez), pero que a su vez se es presa de los mismos sentimientos que nos hacen delirantes, desenfrenados y entonces es allí, en la unión de los cuerpos, donde resiste etérea nuestra identidad:

7. Vampiros acróbatas
colgados del cielo húmedo de nuestra cueva.
tu cuerpo forma un arco en mi columna
se baña en tu boca una estalagmita
y gotea una estalactita mi otra boca.
aturdida, apenas oigo el eco de nuestro aleteo.

El acto amoroso en este poemario es lo céntrico, la descripción al coito, a la penetración

1. Lo imagino
o el humo que te enmudece se cuela
desde el otro lado de la cerradura?
Atravesándome

no solo develan la majestuosidad de nuestra esencia amatoria, sino también un vacío excelso colma sus versos que a la vez son reprimidos en última instancia, por ese deseo de saberse viva, de lograr el disfrute del placer como entidad sensual, el placer como unión carnal, la verdad que solo se descubre en la unión infinita de un segundo:

16. trae condones
lávate las manos.
tira tu llavero de playboy.
te quiero vulnerable
como mi palabra entre tus dientes
porque no existimosmás allá de mis sábanas.

¿Ninfomanía? No. La poesía de Santillana, es una larga e intensa exploración y descripción del mundo erótico centrado en ese deseo por el “vivir”. La intensidad, la trasgresión de espacios muchas veces vedados para el género. El desenfado, la frescura, la plasticidad, son caracteres esenciales en esta poesía del cuerpo y el disfrute. La ironía es signo de una libertad que se sabe temeraria, que se conoce y reconoce a cada instante entre las sábanas como la vencedora. Aquí, señores, la superación de la mujer frígida, la emancipación de cualquier tara existencial o temporal:

11. ¿Cuál crisis?
voy a hacer a los 40
lo que no me atreví a los 20
sin pedir carnet de identidad a ninguno de los 60.
haré a los 41
lo que debí hacer a los 30
confundiendo nombres a los 70
seguiré a los 42
lo que empecé a los 40

hasta llegar a los 80.
si llego.
si no me he pasado ya.

La mujer alter ego en este libro se presupone un ser dual. Por una parte es la de la identidad sensual, liberal, desenfrenada o “erocéntrica” y por otro lado está la que ve en ese otro que le produce placer, un ser al cual odiar por no sufrir la “naturaleza” de ser mujer o en todo caso ser esa inconsecuencia que inunda toda su poesía a cada paso con más intensidad como desando el impacto, no solo audiovisual, sino también reflexivo - excitativo-sensorial girando dinámicamente entre ese dolor-placer-placer-dolor.

18.
Bendigo mi clítoris en tus dedos
y tu fórceps en mi útero.
por no padecer el dolor de mis ovarios
te maldigo.

Como vemos hay en la poesía de Santillana una pieza extraña y apasionante; palabras como caricias, palabras como sugerencias de mujer que se desnuda para mostrarnos cuál es su nombre dentro del caos del mundo que esconde sus instintos. Ella es el Eros verdadero, la realidad del sentir y la expresión, libertándose.19.yo no escriboderrocho inconsecuenciascomo la isla que me salvade poner los pies en el suelo.La voz poética es incorregible, rebelde, libre, mil veces libre. Su voz de género, su imagen certera de un futuro lleno de sordidez, hacen que el deseo por quedarse en el momento de placer se haga cada vez más angustiante, pero sin dejar su cuota de interna soledad, de putridez, de asco que no se va de la piel, que es identidad, que es uno mismo, en la oquedad de algo que nos sangra, que nos hace polvo, mugre, miasma en el clímax del todo-nada.

23.
(...) Que yo me creía reina,
y mira que soy repartera, chea, farandulera.
Así que baja de una vez y apuntálame esa pinga prieta.

Al fin esta Erocéntrica, nos termina con un reconocimiento. El reconocimiento de que ella es pertenencia del tiempo perdido, el yo, es otra vez un minuto distante, pero que en su distancia, permite la nostalgia y la valentía que imprime la libertad de ser el instante más-turbador, la pugna por el sentir sin tapujos, ser mujer y tocar la luz aún después de amanecer sin nada más que el recuerdo.


27. Erocénrrica.
(...) llorar, babear, empaparse, eyacular, orinar, son sublimes formas de amarse, de amarlos a todos, strippers, modelos, culturistas, jineteros, bricheros, folladores, románticos y trogloditas intelectuales como al instante de todos los orgasmos con y sin todos ustedes

porque todos,
efímeros, eternos
me recuerdan a mí.

* Reseña aparecida en la Revista Literaria Remolinos # 43, abril - mayo del 2010, págs. 210 – 213. Publicado por César Pineda Quilca (Perú) en 22:05 http://nidodepalabras.blogspot.com/